domingo, 20 de mayo de 2012

Reproches


Esclavos.
Carentes de libre albedrío.
Cercenados en los pasos a dar.

Heridos.
Lacerados por el látigo del mandamás.
Quebrados desde el momento que ponemos los pies en este mundo.

Nos engañaron.
Nos quitaron la posibilidad de ser.
Nos vendieron antes de nacer.

Es falso que gocemos de igualdad.
Por razones de género.
Por razones de origen.

¡No!
Me niego a aceptar el desequilibrio que en el mundo se da.

¡No lo acepto!

Reclamo equidad.

A cada cual su parte.
La mínima es supervivencia.
La que sigue es tolerancia y cultura.

Acepta que piense y diga mi verbo.
Escucha y no menosprecies mi voz.

Dame parte en este juego de ser y estar en la vida.

La sangre que se derramó por la libertad, es la esencia que deberías escuchar.

Si no expropias.
Si no abusas.
Si dejas que otros respiren.

Tú ganarás.

¿Para qué quieres tanto?
¿Para qué?
Si en tus manos no te cabe, y tendrás que marchar.

Estamos de paso.
Toca aceptar que la vida nos ofrece esta oportunidad.

¿Por qué lo haces?
No entiendo las razones que te asisten, cuando abusas del inocente e ignorante.
¡No lo entiendo!
Amasas fortunas que no consumirías en muchas vidas que tuvieras.
Abusas.

Lo haces aprovechando la oportunidad.

En las malas te vienen mejores.

¿Cómo acallas tu conciencia?

¿No la escuchas?
¿No la tienes?

¡Eres cobarde!
La mala hierba que malmete.

A tu puerta llaman las voces que no escucharás.
Tú puedes.
En tu mano está.
¿Cómo puedes seguir tus pasos dejando tirados a los demás?
No sólo eso.
Les tomas lo poco que les permitiría salir a flote.
Te repartes con tus compinches los despojos de quienes has abatido con este sistema que sólo a ti beneficia.

¡Excelencia!
¿Cuál?
Saliste de las ubres de los tuyos.
Acaso te crees mejor.
La diferencia de tu púlpito está asentada sobre la masacre y el descrédito de la verdad.

Hieres.
Tu mal está en que alimentas tu ego ciego poniéndote tras parapetos para que no te roce la mugre del desamparo a que otros se ven abocados.

Eres la vergüenza de lo humano.

Cuesta admitir lo semejante de ti.

¡Me das asco!

No quiero tu Banco.
No quiero tu oferta.
No quiero tu credo.
No quiero tu toga.
No quiero tu ceremonia.

Eres alimaña humana.

Depredador.

Caníbal de cubiertos de plata y tiros largos.

Eres el que mueve hilos para que los humanos perdamos la vida que nuestras madres nos han dado.

Apuro mi vaso de hiel derramado.

Has sido amamantado con carencia de empatía.

Te deseo lo que la vida te trae.

Para mí: no encontrarte, no verte, no mirarte.

Justificas tus actos con manos sangrando.

Lágrimas derramadas por aquellos que por tu culpa padecen la estrechez de no saber si mañana el horizonte les será propicio.

Alimentas nuestro odio y desprecio.

Tienes las portadas de diarios y pantallas a tu servicio.

No cuento contigo.

No existes.

Has dejado de ser en mi mundo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario