domingo, 19 de septiembre de 2010

Compañero de viaje



Compañero de viaje

Ese cielo que me asiste, eterno compañero de viaje.
Cuando el espacio se presenta a mis ojos extenso y profundo.
Cuando me remonta a los caminos recorridos sola o en compañia de otros.
Cuando me recuerda que estaba allí y yo pase sin verlo.
Cuando pienso que estaba y estará indiferente a mi presencia.
Cuando pienso que nunca volverá a ser posible ese momento.
Que yo me perdí el momento por estar pendiente de la màquina que lo congeló.
Que yo ese momento, y otros, no lo tengo en mi recuerdo.
Que muchas veces construyes tu historia, una historia recordada por las trazas, huellas, que dejan instantáneas de fotos que te hicieron e hicieron a quienes algo significan para tí.
Que lo escuchado una y mil veces cada vez suena a nuevo, aunque repetido.
Que ella y él un día no estarán y tendrás que sujetar su recuerdo y la memoria fugaz te jugará malas pasadas.
Que nadie se entregará como ella lo hizo, la madre.

Posteado el 21 de Agosto de 2006
http://sirenasilente.lacoctelera.net/post/2006/08/21/companero-viaje

4 comentarios:

  1. Heraclito decía que nunca nos bañamos en el mismo rio... ¿pasará lo mismo con el cielo que nos "asiste"...
    hoy el cielo está lleno de promesas, peligros peregrinos, y como siempre ocurre en estos casos: chances!
    ¿La memoria fugaz te juega malas pasadas o la memoria te brinda el benneficio del olvido, como más o menos -con mejor decir- sugiere Borges?

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  2. Heráclito es uno de mis maestros.
    ¡Gracias!

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  3. antes creía en la indiferencia de los árboles, de los peces y del cielo... ahora se que se trata de una cuestión de "ruido" en la comunicación: aún no he aprendido el lenguaje en que ellos se expresan... cuando lo descubra tendremos dialogos suaves e intensos... y ampliaré la biblioteca de mi ser!

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  4. Hay un árbol a la orilla del río.
    Allí sentí el contacto.
    Escribía en un cuaderno versos que después inmolaba en el fuego.
    Esos instantes están en mi interior, aún después de los años.
    No me acercaré a ese árbol materialmente, pero sí espiritualmente.
    En otro momento de mi vida, poco antes de entrar bajo el efecto de la anestesia, me abracé a un árbol frondoso y robusto.
    En nuestro interior está ese lenguaje.
    No se transcribe a éste.
    En el retorno será el que prevalezca.
    Nos fundiremos con esos seres que nos acompañaron en parte del viaje.

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